viernes, 26 de febrero de 2010

Argentina es malvinas. Una brillante nota de Caparrós.

Por no decir la mejor en realidad. Martín Caparrós es un periodista al cual considero un excelente sociólogo, sigo de cerca lo que escribe, porque lo hace con calidad, objetividad y sensatez en esos momentos de mayor efervescencia social.

Pero esta nota, la verdad que se zarpa. Por favor no pueden dejarla pasar de lado.

Leanlo acá Crítica.
Las Malvinas son argentinas es una gran frase. Es uno de los eslóganes de la patria y, al mismo tiempo, la síntesis de una idea de esa patria; las Malvinas son argentinas, dice: afirma una calidad teórica, sostenida por supuestos merecimientos históricos, que la realidad se empeña en desmentir. Y no dice las Malvinas serán argentinas, podrán ser argentinas, deberían ser argentinas; dice que lo son, porque está escrito en las tablas de la justicia históricogeográficopolíticoinmanente.[...]

[...]En estos días volvieron las Malvinas, y lo primero que me incomodó fue la causa aparente: el gobierno argentino protestó porque una empresa británica empezaría a explorar la posibilidad de petróleo en esa zona. Era un clásico caso de ahora se vienen a acordar: ese mismo gobierno lleva siete años manejando un país donde casi todo el petróleo es explorado y explotado por empresas extranjeras.[...]

[...]Entonces a más de un mal pensado se le ocurrió que lo que querían era “malvinizar” la coyuntura.[...]

[...]Es probable, también, que a muchos les importe todavía: que tantas décadas de martilleo escolar sigan siendo eficaces, que una de las premisas ideológicas de la nación no se disuelva sólo porque el tiempo pase o la pobreza nos ataque o un general borracho haya creído que podía –y haya podido– usarla en su provecho.[...]

[...]En estos días volvieron las Malvinas. Supongamos que siempre fueron, más que nada, un símbolo: la forma de decir no vamos a dejar que nos ocupen otros, que nadie nos mande –lo cual sonaba particularmente curioso, levemente vacuo en esos largos períodos en que nuestros gobiernos cumplían las órdenes de Londres o de Washington sin dejar de agitar el eslogan.[...]

Brillante ¿No?

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