Nos oponíamos a estas soluciones asistencialistas al mismo timepo que no aceptábamos las demás porque tienen una doble contradicción. En primer lugar, contradecían la vocación natural de la persona -ser sujeto y no objeto- y el asistencialismo hace de quien recibe la asistencia un objeto pasivo, sin posibilidad de participar en el proceso de su propia recuperación. En segundo lugar, contradecían el proceso de "democratización fundamental" en que estábamos situados.
El gran peligro del asistencialismo está en la violencia del antidiálogo, que impone al hombre mutismo y pasividad, no le ofrece condiciones especiales para el desarrollo o la "apertura" de su conciencia, que, en las democracias auténticas, ha de ser cada vez más crítica.
Sin esta conciencia cada vez más crítica no le será posible al hombre brasileño integrarse en su sociedad en transición, intensamente cambiante y contradictoria. De ahpi las relaciones de asistencialismo y masificación de las qeu es a un mismo tiempo efecto y causa.
Lo que importa, realmente, es ayudar al hombre a recuperarse. También a los pueblos. Hacerlos agentes de su propia recuperación. Es, repitamos, ponerlos en una posición conscientemente crítica frente a sus problemas.
El asistencialismo, al contrario, es una forma de acción que roba al hombre condiciones para el logro de una de las necesidades fundamentales de su alma: la responsabilidad.
jueves, 7 de octubre de 2010
La doble contradicción del asistencialismo
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