Se llama Gloria, su pelo enmarañado parece hacer juego con la mirada perdida que me enfrenta a veces. Bastante consciente sobre sí misma, ya llevaba una semana en la calle, sentada sobre una gruesa manta, se pasa las horas mirando la nada en pleno microcentro porteño.
No quise indagar sobre como fue a parar a la calle, solo sé que lleva un buen tiempo allí. Ayer junté el valor suficiente para acercarme y hablar, me tentaba, tenía ganas, pero no me atrevía. No fue hasta que vi a las dos agentes de ministerio de desarrollo social que recién me convencí de que debía hacerlo. Luego de una corta conversación con estas dos personas, pude sentirme con el ánimo suficiente para hacerlo.
Fue luego del fin de semana que mandé las excusas al demonio y le saqué conversación. No fue fácil al comienzo, obviamente ella no iba a abrirse a mi mejor cara de comprensión que puse en el momento, el diálogo presentó trabas, pero poco a poco logramos comunicarnos. Me contó que estaba esperando que las dos agentes (una Psicóloga Social y su compañera una Trabajadora Social) le consiguieran el numero de teléfono de un conocido, que podría ayudarla a salir de su situación actual, inmediatamente ofrecí mi ayuda para conseguir esa información (inocentemente creyendo que no habría datos que no pudiese conseguir con Google y un poco de investigación) pero se excusó diciendo que en ese momento no lo recuerda, que es según los momentos de lucidez que le vienen. Obviamente esto tiene mucho de verdad, pero no descarto la posibilidad de que no confíe lo suficiente en mi como para brindarme tal información, en su lugar tampoco lo haría porque sí. Ella deposita toda su confianza en que estas dos chicas le consigan este número para salir de la situación y por como me habla cuando me cuenta de ello, realmente cree que la van a ayudar.
Seguí insistiendo en que otra clase de ayuda podría necesitar, al menos para pasar el rato, la calle puede ser un lugar bastante duro para pasar el día, aún (e inclusive peor a veces) en el pleno verano de capital. " - ¿En realidad querés ayudarme? -" me dijo y ante mi insistencia me asignó una tarea que realmente va a ser interesante llevar a cabo. " - Conseguime una muda de ropa, un saquito y pantalones blancos junto con un par de zapatos del mismo color, con punta redonda. De esta forma me dejan quedarme en los negocios de la zona desayunando sentada en alguna mesa. -", lo que podría parecer un capricho de malcriada ante semejante petición, no es nada más que lo más lógico que se me podía ocurrir. Obviamente el conjunto de ropa blanca le trae fuertes recuerdos de un pasado glorioso. Y como para dejarla sentarse en un bar a desayunar gratis tiene que ocultar su condición actual (para no molestar a los ignorantes clientes que puedan verla y sentir asco), ella asimila la imagen de sí misma "normal" vestida de blanco, tranquila, en la mesa de un bar.
Ya me puse en marcha, hoy hablé con ella un poco más, le llevé algo para almozar y hablamos un poco más de su amigo al que hay que contactar. Tal vez con paciencia me tome más confianza y logre realmente hacer algo significativo por sacarla de esa situación, mientras tanto, conseguirle ropa se está volviendo una odisea...
[...] Porque me siento segura -. Respondió Gloria a la interrogante que le había [...]
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